Arquitectura con acento checo, el legado que cambió el rostro urbano de Ecuador

Ecuador, julio de 2025 – Cuando hoy caminamos por Guayaquil o Quito, es fácil pasar por alto que parte de su arquitectura moderna nació del talento checo. Desde la posguerra, arquitectos y emprendedores provenientes de Checoslovaquia llegaron a Ecuador y, con visión, técnica y sensibilidad, dejaron un legado clave que redefinió barrios, infraestructuras y el imaginario urbano nacional.

Los pioneros de la modernidad arquitectónica:

Entre los arquitectos checos que marcaron un antes y un después en Ecuador destaca Karl Kohn (1894–1979), refugiado proveniente de Praga y pionero del funcionalismo en el país. Establecido en Quito desde los años 40, fue autor de la emblemática Casa Kohn (1951), ganadora del Premio Ornato. Su estilo combinó grandes ventanales, techos inclinados y mobiliario empotrado, adaptando el racionalismo europeo al entorno andino.

Otro nombre relevante es el de Otto Glass Pick, quién en los años 50 diseñó galerías y viviendas para artistas, entre ellas la icónica Olga Fisch Folklore Store (1952), aún en pie y con su esencia modernista intacta.

Por su parte, Ovidio Wappenstein, español de padres checos, consolidó la corriente brutalista en las décadas de 1960 a 1980 con obras institucionales como el Hotel Hilton Colón, el Banco Cofiec y la sede de la Corporación Financiera Nacional (CFN). Su estilo sobrio y monumental aún define parte del paisaje urbano cuencano y quiteño.

 

El legado checo en Ecuador no solo se refleja en la arquitectura y el arte, sino también en el desarrollo empresarial y urbano del país. Un ejemplo emblemático es la familia Schwarzkopf, inmigrantes checos que llegaron a Quito durante la Segunda Guerra Mundial buscando un nuevo comienzo.

Con esfuerzo y visión, levantaron desde cero una industria textil que marcó una época en la economía local. Sin embargo, la siguiente generación tomaría un rumbo distinto. En la década de los 70, decidieron no continuar con el negocio familiar y apostaron por reinventar el concepto de construcción en el país.

Así en 1973 se fundó la empresa Uribe Schwarzkopf, con la firme intención de transformar el paisaje urbano de Quito. Su enfoque pionero introdujo la arquitectura vertical como un nuevo modelo de desarrollo urbano, integrando diseño, funcionalidad y sostenibilidad en sus proyectos.

Hoy, el nombre Schwarzkopf está asociado no solo con grandes edificaciones, sino con una forma distinta de pensar la ciudad: más moderna, conectada y humana.Su llegada ha marcado el sector de la construcción e inmobiliario liderando una nueva etapa de desarrollo urbano en Quito mediante alianzas con algunos de los más reconocidos arquitectos del mundo, como Bjarke Ingels, Jean Nouvel y Moshe Safdie. Edificaciones como Qorner, IQON y EPIQ no solo se destacan por su estética, sino también por su funcionalidad, sostenibilidad y propuesta de una vida urbana vertical e integrada. Y en los últimos años, apostó por Guayaquil, con edificios que fusionan el diseño vanguardista con la identidad local, que se suman al progreso de la ciudad y elevan el estándar de cómo vivir en ellas.

Además de las figuras más reconocidas, muchos arquitectos y estudios locales formados bajo esta influencia checa continúan desarrollando propuestas urbanas modernas en todo el país. La migración checa no solo trajo conocimientos técnicos, sino una filosofía arquitectónica que equilibró innovación, belleza, funcionalidad y respeto por el entorno. La arquitectura de las ciudades no la definen solo los materiales, sino las ideas. Y algunas de las más visionarias que han dado forma a la modernidad urbana del Ecuador tienen su origen en Europa Central.

El legado checo en Ecuador no es solo físico: es cultural. Es una muestra viva de cómo la migración, cuando se encuentra con la oportunidad y la visión, puede aportar con la historia de un país. Hoy, sus huellas están presentes tanto en casonas patrimoniales como en torres vanguardistas, en escuelas públicas y proyectos privados.

En un país que sigue buscando respuestas urbanísticas sostenibles e inclusivas, mirar hacia atrás permite valorar a quienes, desde otras latitudes, ayudaron a construir no solo edificaciones, sino futuro.

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