Cuidado con el «GreenWashing»: La clave para evaluar el verdadero compromiso empresarial

Pie de fotografía: Fotografía referencial Shutterstock

Ecuador, julio 2025.  En la actualidad, muchos consumidores son conscientes al realizar sus compras y buscan opciones de productos o servicios que provengan de prácticas ambientales y sociales responsables. Según la Corporación Ecuatoriana para la Responsabilidad Social y Sostenibilidad (CERES), en su estudio sobre Consumo Responsable realizado en Ecuador en 2021, al menos el 66% de los consumidores prioriza la adquisición de productos y servicios que ofrecen información clara sobre su desempeño ambiental.  

En la actualidad, el término «greenwashing» hace referencia a prácticas engañosas que buscan sugerir o afirmar que un producto o servicio es más sostenible de lo que realmente es. Básicamente, consiste en un intento de mejorar la percepción pública de la marca o la empresa. 

Además del greenwashing que se relaciona con afirmaciones vinculadas a la sostenibilidad, es decir que abarca no solamente aspectos ambientales sino sociales; otros tipos de washing se van señalando en la actualidad: el Rainbow-washing, por ejemplo, centrado en aparentar un compromiso con la comunidad LGBTQ+; el Purplewashingrelacionado con la igualdad de género; o el ODSwashing: que se refiere a la mala utilización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).  

Actualmente, existen diversas regulaciones y guías destinadas a combatir el greenwashing, con el fin de promover la transparencia en la comunicación de prácticas sostenibles. Por ejemplo, en la Unión Europea, la Directiva sobre Declaraciones Ambientales y el Reglamento sobre Productos Ecológicos establecen requisitos claros y estrictos para las afirmaciones ambientales realizadas por las empresas. 

A nivel local, desde CERES se procura, a través de charlas y capacitaciones, identificar estas malas prácticas de comunicación para poderlas erradicar. La correcta aplicación de las estrategias de comunicación en materia de sostenibilidad no solo protege a los consumidores de posibles engaños, sino que también permite a las empresas diferenciarse positivamente en el mercado, fortaleciendo su reputación a través de la honestidad, la transparencia y un compromiso auténtico con la sostenibilidad. 

Desde la experiencia de Evangelina Gómez Durañona, directora ejecutiva de CERES, considera que Las prácticas de lavado de imagen afectan negativamente la confianza del mercado y de los consumidores. Cuando se descubren engaños o exageraciones, la confianza en las empresas disminuye, generando escepticismo que perjudica tanto a las organizaciones honestas como al mercado en general. Esto también dificulta que los consumidores identifiquen quiénes cumplen realmente sus promesas. Por eso, es importante que las empresas sean transparentes y rigurosas al momento de realizar una afirmación. Por otro lado, que los consumidores aprendan a reconocer señales de compromiso genuino, como certificaciones oficiales e información verificable, para fortalecer la confianza y mantener una buena reputación”.

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