Estudio descubre los beneficios del optimismo para afrontar mejor el resfriado

Ecuador, 2025. El resfriado común, es una de las enfermedades más habituales en los seres humanos, diagnosticadas entre dos y cinco veces al año en la población adulta. El tiempo de infección es e 10 días en el que durante el segundo y tercer día alcanza su punto máximo. Por su parte, el optimismo y la espera de buenos resultados puede resultar beneficioso a la hora de promover un mantenimiento de la salud.

A través de un estudio de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), perteneciente a la red de educación superior Planeta Formación y Universidades, la Dra. Sara Puig Pérez, principal responsable es la Investigadora Principal del Grupo de Investigación de Psicología y Calidad de Vida y actual Directora de la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) del Vicerrectorado de Investigación, Transferencia e Internacionalización investigó la relación que puede tener ser más optimista para afrontar mejor el resfriado común.

El estudio se realizó con un total de 212 voluntarios, de los cuales 122 eran hombres y 90 mujeres, quienes completaron una entrevista telefónica y pasaron una evaluación física en persona para verificar que tenían un buen estado de salud previa a su participación en el estudio. Los participantes fueron monitoreados durante 6 días consecutivos de forma aislada, y se les inoculó el Rhinovirus (RV39) bajo su consentimiento.

“Este es el primer estudio que confirma una relación directa entre el optimismo y la percepción subjetiva de la gravedad del resfriado común, y nuestros resultados respaldan estudios previos”, afirma la experta de VIU.

El estrés como factor desencadenante

Uno de los factores que puede desencadenar la prolongación del resfriado es someterse a situaciones de estrés, provocando alteraciones en el funcionamiento del sistema inmunitario. Según parece, el optimismo guarda una relación en la capacidad de afrontar el estrés y tiene impacto directo en la salud física y mental, facilitando adaptarse mejor a las situaciones estresantes dependiendo de la persistencia del factor estresante.

“La hipótesis del compromiso (engagement hypothesis) sugiere que las personas con un alto nivel de optimismo se involucran en situaciones exigentes, y dependiendo de la dificultad de las circunstancias conduciría a una mayor o menor respuesta inmune”, explica la Dra. Puig. “Tener un resfriado es incontrolable por lo que puede considerarse un factor estresante persistente debido a la duración de los síntomas de entre 7 y 10 días. Por tanto, darse por vencido sería fisiológicamente protector ya que minimizaría la exposición a los efectos negativos del estrés”

Algunos de los ejemplos en los que puede verse del efecto protector del optimismo en el estudio es el perfil de mujeres altamente optimistas que padecen cáncer de mama y están bajo mucho estrés, tienen un nivel alto de células NFC. Por otra parte, el optimismo también se relacionó con un deterioro cognitivo más lento en pacientes con VIH, ejerciendo su efecto protector. Por ello mismo, aquellos pacientes que tienen un estilo emocional positivo, relacionado con el optimismo, se asocia a un menor reporte de los síntomas del resfriado común.

“El optimismo ha demostrado ser un factor protector de la salud física y mental, permitiendo una respuesta física y psicológica que favorece una mejor adaptación a las exigencias del día a día y a situaciones muy complejas”, anota la investigadora de VIU.

La estrecha relación entre el optimismo y el resfriado

El optimismo afecta a cómo se percibe una situación exigente o estresante, y a su vez interactúa con la respuesta fisiológica y psicológica para hacerle frente. Un resfriado común, al durar más de una semana, puede considerarse un factor estresante prolongado e incontrolable ya que el proceso de la enfermedad no se puede evitar.

“Nuestra forma de percibir las situaciones afecta a cómo respondemos física y psicológicamente a ellas, lo que se relaciona con nuestra salud de forma directa”, dice la experta.

Los resultados del estudio han mostrado que aquellos participantes que tienen una puntuación más alta de optimismo están relacionados con una percepción menor de la gravedad de los síntomas del resfriado común, en aquellos voluntarios enfermos. El optimismo podría relacionarse con un mejor manejo del proceso de la enfermedad y una menor interrupción de las responsabilidades diarias. A su vez, se relacionó con menor secreción de TNFα, lo cual se ha relacionado con una reducción del comportamiento de enfermedad, ayudando a generar una percepción de mayor salud en situaciones de infección.

“Una gran cantidad de evidencia muestra que el rasgo optimismo se relaciona con superar mejor un proceso de enfermedad, y este estudio proporciona evidencia importante para comprender cómo este rasgo ayuda al organismo a hacer frente a situaciones exigentes”, concluye la Dra. Puig. “Suponiendo que el rasgo de optimismo se relaciona con una reducción de la severidad percibida de la sintomatología, podría relacionarse con un aumento de la percepción de bienestar y un mejor afrontamiento del resfriado común, confirmando así el papel protector del optimismo”.

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