Fuga digital ¿Está Ecuador preparado para retener talento en la era del trabajo remoto?

Ecuador, Septiembre de 2025 — América Latina atraviesa un fenómeno silencioso pero decisivo, conocido como el «Big Quit Digital», representando un riesgo para las economías locales de países como Ecuador, Colombia, México, República Dominicana y Perú. Según la plataforma Deel, la contratación de profesionales latinoamericanos por empresas extranjeras creció un 55% en 2023, mientras que la fuerza laboral remota en la región pasó del 3% en 2019 al 30% en 2023, de acuerdo con datos de CommittedStaff. Los datos de reclutamiento y estudios del sector tecnológico en Ecuador señalan que la brecha salarial es el factor determinante. Un profesional del sector digital puede ganar en el extranjero salarios que superan con creces los promedios locales, especialmente en roles especializados. Esta diferencia, sumada a la búsqueda de mejores oportunidades de desarrollo profesional.

Este auge plantea un dilema, los profesionales en áreas de tecnología, innovación y datos pueden trabajar globalmente desde sus territorios, pero en muchos casos se desconectan del desarrollo local, debilitando los ecosistemas de innovación de sus países. “Cada profesional que se desvincula de su entorno representa una oportunidad perdida para transformar realidades locales. El reto no es frenar el trabajo global, sino transformarlo en impacto regional”, advierte Ferran Calatayud Ventura, Executive Director/CEO de BIU University Miami (Broward International University).

La situación no es menor. Según la OIT, más del 53 % de los trabajadores en plataformas digitales en América Latina y el Caribe prestan servicios a clientes fuera de sus países, principalmente en Estados Unidos y Canadá. Esto significa que más de la mitad del talento digital de la región está hoy generando valor para economías externas. Frente a este panorama, distintos expertos plantean que la clave no está en frenar el trabajo global, sino en reorientarlo hacia el desarrollo local. La formación internacional ya sea presencial u online no debería convertirse en un pasaporte de salida, sino en una palanca de transformación en origen. La idea es que los profesionales puedan formarse con estándares globales y, al mismo tiempo, aplicar ese conocimiento en proyectos que fortalezcan a sus comunidades. Como señala Ferran, “el conocimiento internacional no debe ser un pasaporte de salida, sino una semilla de transformación en origen”.

Este enfoque se traduce en cifras, un ejemplo de esto es que en instituciones como BIU  más del 60 % de los proyectos académicos tienen aplicación práctica en las comunidades de origen de los estudiantes, abordando sectores clave como sostenibilidad, turismo, educación y salud; Algunos casos concretos son:

“Estos proyectos demuestran que la fuga no es inevitable, muchos profesionales logran trabajar globalmente sin perder la conexión con sus territorios, generando valor donde más se necesita”, señala Ferran. Para ello, la clave está en impulsar metodologías que conviertan cada investigación académica en un proyecto aplicable, vinculado a desafíos reales del entorno de los estudiantes. Este enfoque se complementa con mentorías personalizadas, alianzas internacionales que facilitan la transferencia de conocimiento y programas que permiten que las tesis trascienden la academia y se transformen en emprendimientos o iniciativas comunitarias. Además, convenios y apoyos financieros en países como Ecuador o República Dominicana están ampliando las oportunidades de acceso a formación online internacional sin necesidad de migrar.

La fuga digital puede convertirse en una palanca de desarrollo si se orienta correctamente. “los profesionales no tienen que elegir entre lo global y lo local. Pueden trabajar con empresas internacionales, pero a la vez diseñar soluciones para sus territorios”, concluye Ferran.

En un momento donde la región enfrenta déficits de talento en tecnología y alta dependencia de capital externo, la clave no está en detener el trabajo remoto internacional, sino en aprovecharlo para crear innovación en origen. La formación internacional online, bien dirigida, es la herramienta para lograrlo.

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