Vitamina D: una aliada esencial para la salud ósea, inmunológica y cardiovascular

Quito, octubre de 2025. La vitamina D, conocida como la “vitamina del sol”, cumple un rol clave en el mantenimiento de la salud2, Su deficiencia no solo compromete la integridad del sistema óseo, sino que también se ha asociado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, autoinmunes, obesidad y trastornos inmunológicos2, 3.

“La vitamina D es un micronutriente que regula múltiples procesos en el organismo, como la absorción del calcio, la función inmunológica y la modulación de la inflamación. Su monitoreo debería formar parte de los controles médicos periódicos”, afirma el doctor Daniel Messina, director del Departamento de Reumatología del Hospital Cosme Argerich en Buenos Aires.

De acuerdo con un estudio publicado en Nutrients, la vitamina D no solo fortalece los huesos, sino que también interviene en el buen funcionamiento del sistema inmune, la salud cardiovascular, el desarrollo durante el embarazo y la función cerebral, contribuyendo a reducir el riesgo de diversas enfermedades crónicas².

El doctor Messina recuerda que la vitamina D se dio a conocer a mediados del siglo XX por su relación con el raquitismo en Inglaterra, cuando niños y jóvenes con escasa exposición solar sufrían alteraciones óseas. “Hoy sabemos que más que una vitamina es una hormona, pues actúa en el sistema inmune, en la prevención de tumores, en enfermedades cardiovasculares, infecciosas, además del sistema óseo, muscular y los tejidos”, señala.

Messina agrega que durante la pandemia de COVID-19 se reportó que los pacientes con deficiencia de vitamina D presentaban cuadros más graves, y actualmente se utiliza en el ámbito terapéutico dentro de unidades de cuidados intensivos.

Enfermedades reumáticas como artritis reumatoide, lupus, esclerosis sistémica o síndrome de Sjögren también se relacionan con la deficiencia de vitamina D.

La edad avanzada es un factor que limita la activación de vitamina D en la piel, por lo que estos grupos suelen requerir suplementación en dosis mayores5. El único método confiable para conocer los niveles es mediante un examen de sangre basal. En función de los resultados, el médico define la dosis adecuada, generalmente entre 30 y 40 nanogramos por mililitro7.

Los niveles insuficientes de vitamina D son comunes en adultos, especialmente en población urbana y mayor, debido a la baja exposición solar, el uso frecuente de protector solar y dietas pobres en este nutriente1. Incluso en países soleados como Ecuador, el exceso de protección frente al sol puede limitar la síntesis cutánea de provitamina D.

La vitamina D se sintetiza en la piel por efecto de la radiación UVB, pero factores como la edad, el color de piel, el uso de protectores, la contaminación y el estilo de vida en interiores reducen su producción⁶. También se obtiene mediante alimentos como pescados grasos (salmón, atún), huevos, lácteos fortificados y suplementos alimenticios, que son fuentes importantes de este nutriente⁴.

En adultos, la deficiencia puede provocar osteomalacia (huesos blandos), debilidad muscular, dolor óseo difuso y mayor riesgo de caídas y fracturas⁶. Asimismo, se ha documentado su asociación con hipertensión, enfermedades cardiovasculares, trastornos autoinmunes y alteraciones del estado de ánimo, como la depresión 12.

Recomendaciones para prevenir la deficiencia

Un estudio financiado por el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de EE. UU. (NHLBI) mostró que los suplementos de vitamina D podrían retrasar el envejecimiento celular al preservar la longitud de los telómeros, un marcador clave del envejecimiento biológico¹⁰. Este hallazgo refuerza la importancia de mantener niveles adecuados de vitamina D no solo para la salud ósea e inmunológica, sino también como estrategia preventiva contra el deterioro celular prematuro.

Diversas organizaciones científicas y estudios recientes, como los publicados en Journal of Bone and Mineral Research (2025), advierten que los requerimientos de vitamina D varían según la edad, la dieta, la exposición solar y las condiciones de salud individuales. Por ello, la evaluación médica es fundamental para definir ajustes en la dieta o en la suplementación¹¹.

“El seguimiento médico es crucial para identificar deficiencias y corregirlas oportunamente. La prevención sigue siendo la mejor herramienta para proteger la salud ósea y metabólica en la población adulta”, concluye el Dr. Messina.

Promover hábitos saludables y difundir educación sobre la importancia de la vitamina D resulta esencial para el bienestar de la población. Concientizar acerca de su papel integral en la salud contribuye a que más personas tomen decisiones informadas a lo largo de la vida. Ante la alta prevalencia de deficiencia de vitamina D en distintos grupos poblacionales, es clave implementar estrategias de salud pública que fortalezcan la educación nutricional y los estilos de vida saludables.

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