
Ecuador, noviembre de 2025. – A medida que el 2025 se acerca a su fin, las empresas ecuatorianas se preparan para uno de los hitos más relevantes de su gestión financiera: el cierre del año fiscal, que deberá realizarse el 31 de diciembre, conforme lo dispone la legislación tributaria nacional. Este proceso no solo implica el cumplimiento de una obligación legal, sino que representa un momento clave para evaluar resultados, planificar estrategias y proyectar el futuro financiero de las organizaciones.
Durante las últimas semanas del año, las áreas contables y financieras concentran sus esfuerzos en revisar minuciosamente sus registros económicos. Entre las tareas más importantes se encuentran la verificación de ingresos y gastos, las conciliaciones bancarias, los ajustes de cuentas, la revisión de inventarios y la determinación de provisiones. Todo esto con el fin de que los estados financieros reflejen fielmente la situación real de la empresa y se mantenga el cumplimiento de las normas establecidas por el Servicio de Rentas Internas (SRI).
De acuerdo con el calendario tributario, la declaración y el pago del Impuesto a la Renta deberán efectuarse en los primeros meses de 2026, según el noveno dígito del Registro Único de Contribuyentes (RUC). Asimismo, las compañías están obligadas a presentar sus estados financieros ante los organismos de control, como la Superintendencia de Compañías, Valores y Seguros o la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria, según corresponda.
Para Ricardo Vallejo, experto tributario y gerente comercial de iConta, el cierre fiscal debe ser asumido con una visión estratégica, “Más allá de ser una obligación legal, el cierre fiscal representa una oportunidad de análisis y proyección. Permite a las organizaciones conocer su situación actual, medir su desempeño, identificar oportunidades de mejora y planificar estratégicamente el siguiente año”.
Vallejo también recomienda que las empresas consideren con anticipación aspectos clave como la revisión de obligaciones laborales, conciliación de cuentas por cobrar y pagar, evaluación de activos fijos y revisión de contratos vigentes, a fin de evitar contingencias tributarias o errores que puedan afectar su rentabilidad.
En este contexto, iConta se ha convertido en un aliado estratégico para las empresas que buscan optimizar su gestión contable y enfrentar el cierre fiscal con mayor eficiencia. La plataforma contable facilita el cierre fiscal mediante procesos automatizados que integran la información contable, tributaria y financiera en un solo sistema.
Su tecnología permite conciliar cuentas bancarias de forma automática, generar reportes financieros en tiempo real, calcular provisiones y validar impuestos pendientes con precisión. Además, ofrece alertas inteligentes que ayudan a las empresas a cumplir con sus obligaciones tributarias dentro de los plazos establecidos. De esta manera, señala Vallejo que, “transforma un proceso tradicionalmente complejo en una gestión ágil, transparente y libre de errores, garantizando que las organizaciones lleguen al cierre del año fiscal con total control de su información financiera”.
En definitiva, el cierre del ejercicio fiscal no solo cumple una función contable o tributaria, sino que se convierte en un instrumento de gestión empresarial. Las empresas que lo abordan con disciplina y visión analítica logran fortalecer su transparencia, generar confianza entre sus socios y clientes, y establecer bases sólidas para un crecimiento sostenible en el año que se inicia.








